Por: Gabriela Geara, ProUsuario
Cuando se trata del manejo inteligente de las finanzas, siempre viene bien la búsqueda de alternativas para la reducción de nuestros gastos fijos.
Los alimentos y bebidas pertenecen al grupo de productos cuyo margen para recortar es limitado. Pero no todo está perdido.
En caso de que tu bolsillo te lo esté pidiendo, existen estrategias que pueden ayudarte a alivianar la carga de la compra.
En esta ocasión queremos compartir una serie de consejos básicos que te ayudarán en ese sentido.
- Planifica tu menú de la semana. Si determinas con antelación qué comerás durante al menos los siguientes siete días, evitarás comprar productos perecederos que puedan terminar en el zafacón.
- Aprovecha las ofertas y promociones. Esto no significa que debas comprar productos de menor calidad. Es muy probable que el supermercado de tu preferencia tenga días de ofertas para ciertos artículos.
- Aprovecha las políticas de lealtad de tu entidad financiera. Por ejemplo, los puntos u otras unidades de recompensa que se generan en tu tarjeta y que pueden ser canjeados al hacer las compras. Asimismo, algunas entidades ofrecen tarjetas de crédito con el beneficio del “cashback”. También las hay que aplican descuentos directos en la compra. Si en algún momento te decides por alguna de ellas, es importante que dediques tiempo a leer las condiciones de las tarjetas y los consumos, ya que se estila tener restricciones como consumos mínimos, o compras en días específicos en la semana o tiendas en particular.
- Evita hacer la compra con hambre. Aunque quizás ya lo has escuchado, no vayas al supermercado cuando tengas hambre. Nuestro estado físico y de ánimo influye en nuestras decisiones, y la sensación de hambre es una de las más intensas a nivel fisiológico. Según el estudio ¿Por qué el hambre aumenta la conducta impulsiva? De Scientific American, “cuando estamos hambrientos, se activa la producción de la hormona grelina en el estómago, con lo que la sensación de hambre se despierta en nosotros. Dicha hormona se encarga de que la comida nos parezca más apetecible y nos la comamos, pero también provoca otras dos reacciones, quizá no tan agradables: altera nuestra habilidad de autocontrol y nos hace más impulsivos”.
- Elabora una lista de los artículos que realmente necesitas. Esto evitará que compres de manera impulsiva, gastando más de lo que tenías previsto.
- Compara las marcas. Fíjate en el precio, calidad y cantidad. Por ejemplo, fíjate de que un paquete de arroz de 20 libras puede salir más económico por libra que comprar un paquete de 5 libras.
- Compara también los diferentes supermercados. Si tienes la oportunidad, analiza el mismo producto en las distintas páginas web para que puedas tomar la decisión correcta para ti.
- Da seguimiento semanal del total de gastos en supermercado. Podrías utilizar una aplicación o una hoja de cálculo para anotar este gasto semanal donde lleves el registro. Ten pendiente mantenerte dentro de tu presupuesto.