Siempre insistimos en que la educación en finanzas personales es algo básico para alcanzar la salud financiera.
Aprender a planificarnos y administrarnos adecuadamente constituye la base del éxito para lograr unas finanzas sostenibles y mayor bienestar.
Y todo, todo, comienza en el ahorro. No se trata de ahorrar por ahorrar, sino ahorrar para alcanzar propósitos determinados en la vida. El primero que debes tener en cuenta es el ahorro para construir tu fondo de emergencia.
El fondo de emergencia es un ahorro destinado para cubrir tus prioridades ante un imprevisto, como por ejemplo, un episodio de salud, una fase de desempleo, la inesperada reparación del vehículo o alguna eventualidad en tu hogar (se dañó algún electrodoméstico o necesitas hacer frente a un pago extra para el mantenimiento de la casa o apartamento).
Contar con este ahorro te brindará seguridad y estabilidad financiera. Eso es salud mental, ya que sabrás que tienes a mano unos fondos específicamente diseñados para dar respuesta a algo inesperado, evitando endeudarte con préstamos u otro tipo de “soluciones" de usureros que luego debes devolver con intereses muy altos.
¿Cuánto dinero debes tener en tu fondo de emergencia?
Todo dependerá realmente de tus gastos esenciales. Y claro, dependerá también de si estos gastos son estables o no.
Si trabajas de manera independiente, recibes comisión o te empleas de manera temporal o bien en tu familia tienes alguna persona con una enfermedad crónica, piensa que tu fondo de emergencia debe ser mayor.
¿Por qué? Analiza que recibirás tus entradas de dinero esporádicamente y que cuentas con una situación familiar que requiere tu atención financiera constante, por lo debes tener bien amarrado en que apoyarte si, además, te sucede un imprevisto.
En general, si tu situación de ingresos es estable y no tienes que atender gastos recurrentes como la situación de salud de un familiar, se recomienda tener un fondo que cubra entre tres y seis meses de tus gastos más importantes.
¿Cuáles son esos gastos esenciales que debe cubrir tu fondo de emergencia? Por ejemplo:
- Salud: averigua cuánto gasta mensualmente la unidad familiar en medicinas y visitas al médico.
- Vivienda: ¿vives de alquiler o pagas un préstamo? ¿Es un inmueble usado que requiere constantes reparaciones? Toma todo eso en cuenta.
- Alimentación: calcula cuánto se lleva el supermercado cada mes, pero suma ahí también las pequeñas compras de último minuto al colmado, los gastos golosinas, helados y otros caprichos que pagas en tus salidas.
- Servicios básicos del hogar: echa cuentas al consumo de luz, el agua, el mantenimiento, el teléfono, el cable y otros servicios de streaming; si tienes ayuda doméstica, inclúyela también.
- Gastos personales: anota aquí cualquier otra necesidad o gusto que te das de vez en cuando.
- Transporte: pon en este capítulo el gasto en gasolina o los pasajes de transporte público que tienes cada mes.
Cuando tengas la sumatoria de estos gastos, promedia mejor al alza que a la baja.
¡Empieza a crear tu fondo de emergencia!
Un fondo no se construye de la noche a la mañana, ten claro esto. La constancia y la paciencia son claves.
Si no te es posible ahorrar mucho dinero, lo importante es empezar poco a poco y ser disciplinado y, por ende, organizado.
Aunque ahorres pequeñas cantidades, hazlo de forma recurrente y con la motivación de que tendrás un colchón para cualquier eventualidad que se te presente.
Aquí te compartimos algunas recomendaciones que pueden ayudarte en el proceso:
- Determina una cantidad para tu fondo: ya sea quincenal o mensual, con un 5% o un 10% de tus ingresos, lo importante es empezar. En el camino, a medida que vaya pasando el tiempo, podrás aumentarlo.
- Organízate: la forma más fácil en la actualidad de ahorrar es programando un débito automático de tu cuenta de ahorros o de tu cuenta de nómina, porque así no te verás tentado a gastar ese dinero, que irá directamente a una cuenta a la que no tengas acceso con facilidad (es lo más recomendable).
- Reduce tus gastos: evita comprar de manera compulsiva, aunque veas artículos en oferta en el supermercado. Ten tus metas claras y no te dejes llevar, concéntrate en tu propósito ¡Necesitas un respaldo! ¡No compres lo que no necesitas!
- El dinero extra que recibas también cuenta: si fuera de tu salario recibes un incentivo que no tenías planificado, ¡guárdalo! Hazte de cuenta que eso no lo estabas esperando, cierra tus ojos y ahorra ese efectivo en tu fondo de emergencia.
- Apóyate en los servicios adecuados: investiga cuáles productos bancarios están diseñados para ayudarte a crear tu ahorro para emergencias. Idealmente deben estar libres de cargos por bajo balance y retiro; deben ser cuentas que te permitan acceder a tus fondos de forma inmediata y ágil en caso de necesidad; tiene que pagarte un interés razonable y, en especial, necesitas que sea un producto que reciba transferencias programadas para ahorrar en automático los días de cobro.
Con toda esta información, ahora es momento de ponerla en práctica y crear tu propio fondo de emergencia.
Cuando lo inicies, cada cierto tiempo, haz una parada y revisa cómo vas: analiza si has logrado tener un fondo que cubrirá las emergencias que pudieran presentarse sin llamar a la puerta. A partir de la respuesta, ajusta tu esfuerzo ahorrador.
Llevar a cabo este ejercicio, te motivará porque irás viendo los resultados.
Y recuerda que tu mejor inversión será siempre tu ahorro. Por algo la sabiduría popular nos recomienda guardar pan para mayo y harina para abril.
Fuente: Banco Popular Dominicano